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La creciente demanda de terapias efectivas para el manejo de la obesidad ha llevado a un aumento significativo en el mercado de tratamientos para la obesidad. Estos tipos de tratamientos incluyen modificaciones en el estilo de vida, medicamentos y cirugías.
Modificaciones en el estilo de vida
Las modificaciones en el estilo de vida incluyen cambios en la dieta, actividad física regular y terapia conductual. Son el tratamiento de primera línea para las personas con obesidad. Una dieta baja en calorías es esencial para la pérdida de peso. Debe incluir más frutas, verduras y proteínas magras, al tiempo que se reduce la ingesta de grasas y azúcares. La actividad física regular, como al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada por semana, es vital para la pérdida de peso y la salud en general. La terapia conductual se centra en cambiar los hábitos alimenticios y de actividad. Enseña la auto-monitorización de la ingesta de alimentos y el ejercicio, el establecimiento de metas y la resolución de problemas para superar las barreras a la pérdida de peso.
Medicamentos
Varios medicamentos pueden ayudar a las personas a perder peso al reducir el apetito, aumentar la sensación de saciedad o disminuir la ingesta de alimentos. Las píldoras para la obesidad actúan alterando ciertos químicos en el cerebro que controlan el hambre y el metabolismo. Estas píldoras ayudan a disminuir el apetito, aumentar el metabolismo y elevar los niveles de energía, facilitando así comer menos y moverse más para perder peso.
Cirugía
La cirugía es una opción para las personas con obesidad severa que no han podido perder peso con otros métodos. La cirugía bariátrica puede ayudar a los pacientes a perder peso y mejorar las condiciones relacionadas con la obesidad. También reduce el riesgo de desarrollar nuevas complicaciones. Esta cirugía altera la forma en que el estómago y los intestinos digieren los alimentos, lo que lleva a una pérdida de peso significativa.
Los tratamientos para la obesidad tienen diferentes diseños y características. Algunos son píldoras, mientras que otros son cirugías o terapias. Lo más adecuado para un individuo depende de sus necesidades. Medicamentos como el orlistat actúan reduciendo la absorción de grasas de los alimentos. Otros, como la fenteramina-topiramato, suprimen el apetito, haciendo que se coma menos.
La terapia conductual es otra opción no farmacológica. Ayuda a cambiar la forma en que las personas piensan sobre los alimentos y fomenta el ejercicio en lugar de estar sentado todo el día. Combinar estos enfoques puede ser más efectivo que usar solo un método. Para algunas personas, la cirugía puede ser la mejor opción para tratar la obesidad. La cirugía de bypass gástrico modifica el sistema digestivo para que se absorba menos comida, lo que lleva a una pérdida de peso.
La banda gástrica ajustable coloca una banda inflable alrededor del estómago para limitar la cantidad de comida que se puede comer a la vez, mientras que la gastrectomía en manga elimina parte del estómago para reducir su tamaño y capacidad de almacenamiento. Métodos más nuevos, como la implantación de globo intragástrico laparoscópico, implican insertar un globo desinflado en el estómago a través de cirugía laparoscópica, y luego llenarlo con solución salina para crear una sensación de saciedad, ayudando así a controlar el apetito.
Las máquinas de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) se utilizan comúnmente en hospitales donde los pacientes que sufren de apnea del sueño debido a su obesidad no pueden respirar adecuadamente durante el sueño porque los músculos de su garganta se relajan demasiado. Este tratamiento causa bloqueos en la vía respiratoria que llevan a una mala calidad del sueño y ronquidos fuertes. Las máquinas CPAP funcionan proporcionando un flujo constante de presión de aire que mantiene la garganta abierta, previniendo pausas en la respiración y ayudando a restaurar los patrones de sueño normales.
Los tratamientos para la obesidad son esenciales en diversos escenarios donde el exceso de peso corporal representa riesgos para la salud. En entornos clínicos, los profesionales de la salud pueden prescribir tratamientos como la modificación del comportamiento, medicamentos y cirugía para ayudar a los pacientes con enfermedades relacionadas con la obesidad como diabetes, enfermedades cardíacas o artritis. En escuelas y lugares de trabajo, programas que promueven una alimentación saludable y la actividad física pueden prevenir la obesidad entre niños y adultos.
Las personas con un índice de masa corporal (IMC) más alto que no pueden perder peso solo con dieta y ejercicio pueden beneficiarse de la farmacoterapia. Esto se prescribe en algunos casos, como aquellos con un IMC superior a 30 o un IMC superior a 27 y con problemas de salud relacionados con el peso. La cirugía de bypass gástrico es otra opción para personas con obesidad severa (IMC > 40) que han fracasado en otros tratamientos.
Además, las personas que sufren de comer emocionalmente debido al estrés o la depresión pueden requerir servicios de consejería para manejar sus sentimientos sin recurrir a la comida como consuelo. De manera similar, las familias de bajos ingresos que carecen de acceso a alimentos nutritivos y lugares seguros para actividades físicas tienen más probabilidades de volverse obesas. Por lo tanto, requieren intervenciones comunitarias destinadas a mejorar su suministro de alimentos.
Además de estas situaciones específicas, también existe una tendencia creciente hacia enfoques personalizados que tienen en cuenta la genética, el metabolismo y las preferencias personales de cada individuo. Estos podrían incluir planes de comidas personalizados, pruebas genéticas para la susceptibilidad a la obesidad y aplicaciones que rastreen la ingesta y el gasto calórico.
Al elegir un tratamiento para la obesidad, es importante considerar varios aspectos. Estos incluyen la salud de la persona, el grado de obesidad y sus preferencias.
Evaluación por un profesional de la salud:
Es importante evaluar la gravedad de la obesidad y las condiciones de salud relacionadas. Esto puede hacerlo un profesional de la salud. Ellos considerarán el índice de masa corporal (IMC), la historia médica y cualquier enfermedad relacionada con la obesidad. Esta evaluación ayuda a identificar riesgos potenciales y a determinar las opciones de tratamiento más adecuadas.
Personalización:
Cada persona es diferente, al igual que su lucha contra la obesidad. Algunas personas pueden beneficiarse más de los cambios en el estilo de vida, mientras que otras pueden requerir medicamentos o cirugía. El mejor enfoque es personalizar el plan de tratamiento según las preferencias, necesidades y respuesta metabólica del individuo. Las estrategias personalizadas pueden incluir modificaciones dietéticas, regímenes de actividad física, terapia conductual o farmacoterapia.
Supervisión médica:
Para tratamientos que implican medicamentos o procedimientos quirúrgicos, es crucial buscar supervisión médica. Los proveedores de salud pueden ofrecer orientación sobre medicamentos para la pérdida de peso seguros y efectivos aprobados por las autoridades regulatorias. También pueden informar a las personas sobre los beneficios y riesgos potenciales asociados con las intervenciones quirúrgicas, como la cirugía bariátrica.
Apoyo conductual:
El apoyo conductual juega un papel vital en el tratamiento de la obesidad. Unirse a grupos de apoyo o sesiones de consejería puede ayudar a los individuos a mantenerse motivados y responsables de su proceso de pérdida de peso. Estas sesiones brindan apoyo emocional y enseñan a las personas cómo cambiar sus comportamientos para comer mejor, hacer más ejercicio y manejar el estrés sin recurrir a la comida.
Monitoreo del progreso:
Monitorear el progreso de manera regular es esencial para la gestión exitosa de la obesidad. Esto puede implicar el seguimiento de cambios en el peso, hábitos alimenticios y niveles de actividad física. Mantener un registro de la ingesta de alimentos y rutinas de ejercicio puede ayudar a las personas a estar al tanto de sus comportamientos. Además, las revisiones programadas con los proveedores de salud pueden permitirles evaluar la efectividad del plan de tratamiento y hacer los ajustes necesarios según sea necesario.
Q1. ¿Cuáles son las formas de tratar la obesidad?
A1. Hay tres formas de tratar la obesidad: modificaciones en el estilo de vida, medicamentos y cirugía.
Q2. ¿Qué modificaciones en el estilo de vida pueden ayudar con la obesidad?
A2. Seguir una dieta, hacer ejercicio y terapias conductuales son algunas modificaciones en el estilo de vida que pueden ayudar con la obesidad.
Q3. ¿Qué medicamentos están disponibles para la obesidad?
A3. Los tratamientos para la obesidad involucran medicamentos que suprimen el apetito o aumentan la sensación de saciedad, entre otros.
Q4. ¿Quién es candidato para una cirugía de obesidad?
A4. Las personas con obesidad severa que no han respondido a otros tratamientos pueden ser candidatas a cirugía.
Q5. ¿Cómo ayuda la cirugía con la obesidad?
A5. La cirugía puede alterar el sistema digestivo para limitar la cantidad de comida que se puede comer o absorber.